miércoles, 9 de septiembre de 2015

La metamorfosis

Franz Kafka.
Hay algo sumamente gracioso con éste libro: Hace un par de años me dejaron leerlo en la escuela para una materia que me gustaba muchísimo, sin embargo no lo leí. Un par de años después me di cuenta de que la historia era TAN increíble. Retumbó en mis oídos y en mi pecho. Es así como al pasar el tiempo, un día el libro apareció en mi estante.
Y por fin... Lo leí.

Mentiría si dijera que el texto es el más digerible del mundo. Mi pepe grillo me diria algo como: "¡Vamos, nadie es tan sabio como para entender a Kafka a la primera!"
Este libro nos narra la historia de Gregorio Samsa y la misteriosa forma en la que un día se despertó siendo un insecto. Y cómo poco a poco, con el paso de los días  va redescubriendo a su familia, y de alguna forma: a sí mismo.

Considero que a pesar y con todo, es un texto sumamente triste y doloroso. Nos habla de un chico casado con el "Deber ser"; más que con el deseo y la pasión de sí mismo. Cuestiona las estructuras morales y jerárquicas de la familia y reta al lector a preguntarse quién es y qué quiere. Llega a ser tan sutil y al mismo tiempo, violento y brusco. Como la mordida de un perro callejero. Y en lugares tan específicos y sensibles como el "Yo"

Su estructura sin embargo, es algo sencilla y lineal. Es decir: Es un devenir constante y simultáneamente es la lluvia de pensamientos de Gregorio Samsa y la plática contextual de un narrador. Casi como nuestros pensamientos.

Creo que por eso amo y odio tanto este texto.
Creo que le tengo miedo.
Lo más divertido de todo, es que es tan real, que no tiene (no necesita) un final feliz.

Es un libro que he tenido que leer poquito a poquito; porque resulta bastante abrumador, pesado y de una forma muy personal es incluso agotador. Te invito a que hagas notas, dibujos, apuntes sobre este libro. A mi me ayudó.

Recomiendo con unas ganas locas a los indecisos, a los miedosos, a los conformistas, a los cuadrados, a quienes están cansados del deber ser. A los locos, a los curiosos, a los coleccionistas,a los preguntones, a los dudosos, a los rectos, a los pasionales. A los que de todo están seguros.
A todos.

Tal vez al final nunca quieras ser Gregorio: Siempre estás a tiempo de evitarlo.

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