Cuando comencé a vivir con mi papá, me di cuenta de la reducida cantidad de libros que tenía en su estantería; y todos ellos tenía que ver con algún sentido de la religión. No con alguna en especial, sino, con todas de alguna forma: cartas espirituales, lo que hoy sería considerado una biblia en otras culturas, etc.
Entre todo eso, me acordé que en la preparatoria me habían dejado leer éste libro, aunque no recuerdo bien si en clase de literatura, historia o filosofía. O si en las tres. El punto es que tampoco lo leí. Entonces cuando encontré que mi papá había comprado el libro para mi, pero jamás me lo dio, decidí leerlo.
Todo eso fue porque me prometí leer todos mis libros antes de poder comprar más (cosa que no he cumplido porque no está en mi naturaleza parar de comprar libros).
Entonces: este libro es lo que yo consideraría una biblia prehispánica; con la libertad literaria de ser un híbrido entre un poema y una prosa, con historias tan maravillosas, mágicas y entretenidas, que me dieron ganas de investigarla cada día más; tenerlo tan presente como parte de lo que soy y me rodea, fue como un contacto directo con la emoción de sabernos un poquito dioses, y un poquito mortales.
Me encanta porque es parte de la ideología mágica y espiritual que hemos dejado un poco de lado, olvidada por la premura que representa vivir en una sociedad tan líquida e inmediata.
En este libro se ven muchas historias de la creación no solo del mundo y de los humanos, sino de la humanidad, en el sentido más estricto de la palabra. Es casi imposible describir las sensaciones que va provocando descubrir esos paisajes; lugares tan increíbles, las razones, relaciones y cambios dentro de éste universo, antes de que cualquiera de nosotros lo recordemos.
Algo que sí me causó conflictos: la poca familiaridad con el idioma de los nombres propios; eran demasiados y tuve que tomar nota para poder seguir las historias; buscar un árbol genealógico y sobre todo: encerrarme en mi cuarto a leerlo en plena tranquilidad y con toda mi atención.
Sin embargo, estoy casi segura; lo disfrutarás muchísimo. Te llevará de la mano a lugares insospechados, a vivir situaciones maravillosas e increíbles.
Un abrazo prehispánico.
Makenai.