Escritora canadiense, autora de 12 volúmenes de relatos, dos antologías y una novela.
Alguna vez, paseando por Polanco, encontré una vez más la librería maravillosa de la que tanto les he contado, y entré a ver qué de nuevo había. Como saben, me dejo llevar por las portadas pero esta vez no fue solo eso: había antes hecho una búsqueda sobre autoras del continente americano, que hablaran del feminismo de formas poco convencionales y apareció Munro; así que simplemente comencé a revisar en las novedades si había algo de ella. Así es como caminé casi directamente de la puerta a este libro.
El texto contiene pequeños relatos sobre historias de mujeres que de una u otra forma, se ven atadas a una visión del mundo considerablemente limitada, y que incluso podrían parecernos tan tristes que es extraño, sin embargo creo que también habla de la fortaleza de estas mujeres que se esconde en pequeñas acciones casi imperceptibles, pero que marcan la diferencia y se incorporan a un habitus. Me enseñaron a ver las cosas dentro de mí que tenía miedo de notar, esas situaciones en las que de pronto el devenir te coloca y te enseñan que a veces callar es la mejor forma de rebelión, que una mirada, una sonrisa, una caricia pueden cambiar completamente el contexto de una persona dentro de cualquier situación.
Se tiene últimamente como “fuerza femenina” este poder de poder hacer lo que a la mujer le venga en gana y tener las mismas responsabilidades, derechos, obligaciones que constitucionalmente nos pertenecen en equidad a los hombres, sin darnos cuenta que la fuerza de la mujer radica desde el inicio en ser una persona, y un ser viviente. Que tenemos que luchar antes de “con un sistema machista/opresor” con nosotras mismas, que somos el producto de toda esa formación educativa, moral, ética, ambiental que corresponde a nuestra época. No nos hemos dado cuenta que la fuerza de un género no existe: es fuerza.
Me recordó mucho incluso discusiones que invariablemente he tenido con mi madre, y también me hace reflexionar respecto a lo que quiero hacer con mi educación, con mi vida, con mis pensamientos, con eso que dentro de la incertidumbre llamamos “futuro”.
Y que mi “condición” como mujer no sea un impedimento para llevar más adelante lo que quiero.
Munro me enseña a creer en mí.
Aunque el libro puede parecer lento, en realidad considero que es porque intenta introducirse de una manera paulatina en un tema tan difícil como la historia de mujeres frente a un huracán. Si bien es cierto que la redacción no es algo que me haya encantado; sí es algo que disfruté mucho, cuando encontré la magia del libro.
Lo recomiendo a:
Lectores. A no lectores. Feministas. A no feministas. Madres. Hijas. Padres. Hijos. Esposos. Novios. Esposas. Novias. Estudiantes. A gente que se hace preguntas sobre su papel en la vida propia. A quien considere que es demasiado débil para esta vida. A quien quiera tener un mejor panorama de su situación. A quien no quiera nada. A quien no quiere a nadie.
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